Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la HTA o hipertensión arterial es el padecimiento crónico más frecuente y uno de los principales desencadenantes de enfermedad cardiovascular, representando un gran problema de salud pública a nivel mundial. Por ello, es importante conocer en profundidad de qué se trata y cómo es posible controlarla. En las siguientes líneas, te damos algunos detalles de esta patología, que es una de las principales causas de muerte en occidente.
Aunque la hipertensión arterial puede manifestarse en personas de cualquier edad, este padecimiento suele manifestarse en individuos mayores a 35 años y es producida cuando la tensión arterial sistólica es mayor que 140 o la tensión arterial diastólica es mayor que 90. También puede darse ambos casos a la vez, generando el riesgo cardiovascular. Esta alteración puede causar problemas en el corazón, arterias, cerebro, riñones y ojos, por lo que es preciso controlarla con frecuencia, en especial si existen antecedentes familiares.
Pese a que la mayoría de las veces la hipertensión arterial no manifiesta síntomas (razón por la cual se le denomina la asesina silenciosa), sí existen algunos indicios que pueden ayudarnos a detectarla a tiempo, como la sensación de presión en la cabeza, síntomas de aturdimiento, falta de memoria, agitación y palpitaciones.
Es necesario tomarse la presión arterial con cierta frecuencia, en especial si el paciente se encuentre entre los grupos de riesgo, es decir, si tiene antecedentes familiares, si sufre sobrepeso o tiene problemas de obesidad. Si es diagnosticado con la presión normal alta, es preciso controlarla al menos una vez al año. En caso tener valores normales de presión, bastará con hacerse el control cada dos años.
Si uno mismo se mide la presión arterial en casa, deberá utilizar aparatos validados. Lo recomendable es medir tres veces, con intervalos de dos minutos entre ellas. Para obtener una cifra fidedigna, se deberá eliminar la primera medida y sacar el promedio de las otras dos.
Una vida saludable ayuda a mantener los niveles adecuados de presión arterial, en especial si se adoptan hábitos de alimentación sana. En principio, es necesario disminuir el consumo de sal en las comidas, así como limitar consumo de alcohol y eliminar por completo los cigarrillos ya que estos últimos aumentan considerablemente el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Mantener controlado el peso y elevar el consumo de frutas y verduras frescas son parte de las recomendaciones para mejorar las condiciones físicas del paciente. También, se deberá disminuir el consumo de productos lácteos y aquellos de alto contenido en grasas.
Por su parte, está comprobado que el estrés y la ansiedad pueden generar un aumento de la presión arterial, por lo que es preciso controlar las tensiones y vivir más tranquilo y relajado.
Finalmente, el aumento de la actividad física ayuda a controlar los niveles de tensión, en especial si forma parte de la rutina diaria. Lo recomendable es realizar ejercicios aeróbicos, como correr, caminar o andar en bicicleta, al menos 30 minutos diarios, de preferencia durante las mañanas. Recuerda visitar tu centro médico especializado si se hacen presentes los síntomas y los resultados de las mediciones son alterados.