La sauna, una de las costumbres finlandesas más extendidas en todo el mundo, se ha convertido en una excelente alternativa para relajarse y aliviar tensiones, más aún en tiempos de frío. Además, tomar baños de sauna ha demostrado brindar numerosos beneficios a la salud, entre los que podemos destacar el alivio de dolores reumáticos y la mejora de la circulación sanguínea. No obstante, es preciso tener ciertas consideraciones en el momento de realizarla; es por ello que en esta ocasión vamos a daros algunos consejos para realizar una sesión de sauna de la mejor manera, a fin de sacarle el máximo provecho.
Antes que nada, es importante tener en cuenta que, en el momento de realizar una sesión de sauna, el organismo deberá estar debidamente hidratado. Agua pura, infusiones herbales o bebidas libres de alcohol son lo más recomendable antes comenzar cada sesión. Asimismo, es preciso el consumo de alimentos ligeros como las frutas o los cereales; no se debe acceder a la cabina con hambre ni tampoco después de haber consumido comidas pesadas que dificulten la digestión.
Un buen baño de agua caliente ayudará a preparar el organismo para la relajación; luego, es muy importante secar bien el cuerpo antes de acceder a la cabina, para evitar cualquier tipo de irritación en la piel durante la sesión.
La sauna seca mantiene una temperatura de entre los 70°C y 90°C y un nivel de humedad realmente bajo. Ello, permite que el sudor se evapore, el cuerpo libere una gran cantidad de toxinas y que la piel no sufra mucho; la temperatura adecuada va a depender de la comodidad de cada persona.
A partir de aquí, el cuerpo ya está preparado para acceder a la cabina; se recomienda acceder desnudos o, a lo sumo, cubiertos con una toalla ligera de fibras naturales.
En principio, lo que se busca en esta etapa es conseguir un adecuado calentamiento del cuerpo. Para conseguirlo, se deberá permanecer sentado lo más cómodo posible, con las piernas dobladas, durante un tiempo promedio de 10 minutos. Es necesario mantenerse relajados y tranquilos, tratando de liberar el estrés y las tensiones. Si lo desea, podrá aumentar el nivel de humedad colocando agua sobre las piedras calientes; de esa forma se conseguirán abrir más los poros y aumentar la sudoración.
Pasados los 10 minutos, se deberá salir con cuidado y sin prisa de la cabina, evitando cualquier tipo de accidente o mareo.
La costumbre finlandesa incluye, en esta etapa, un baño de inmersión en agua fría, para cambiar la temperatura del cuerpo. Con el fin de conseguir un efecto similar, este baño puede ser sustituido por una buena ducha de agua fría, debiendo esperar al menos un minuto luego de salir de la cabina. Es importante que los primeros chorros de agua sean recibidos de abajo hacia arriba; esto es, desde los pies hacia la cabeza, favoreciendo la circulación sanguínea.
Al salir de la ducha fría, deberemos secar bien el cuerpo y destinar algunos minutos a caminar pausadamente o descansar con el cuerpo estirado, con la finalidad de recuperar los valores normales de la presión sanguínea. El tiempo destinado a este descanso deberá ser de, al menos, 10 minutos.
Después de la etapa de enfriamiento, lo ideal es volver a acceder a la cabina de sauna durante 10 minutos más y repetir el baño de ducha fría al finalizar. Este proceso puede ser reiterado varias veces, cuidando de no superar un máximo de 45 minutos en total. Sin embargo, para quienes no tienen costumbre de tomar baños de sauna, las primeras veces se recomienda acceder solo una vez a la cabina; es decir, un solo proceso de calentamiento y enfriamiento.
Alternar las sesiones de calentamiento con las de enfriamiento permitirá que se estimule la circulación, se oxigenen los tejidos y se eliminen las toxinas del organismo.
Al finalizar las sesiones, es necesario recostarse y descansar al menos 30 minutos para conseguir restablecer la adecuada temperatura del cuerpo. En la medida de lo posible, el descanso se deberá hacer al aire libre para favorecer las vías respiratorias. Beber líquidos permitirá la correcta hidratación del organismo, necesaria después de la sesión de sauna; agua, zumos de fruta e infusiones ayudarán a rehidratarnos en poco tiempo.
Aunque los baños de sauna han probado ser muy beneficiosos para la salud, existen algunos casos en los que es preferible evitarlos; así, personas con problemas del corazón, varices, problemas de circulación cerebral, glaucoma, tumores o algunas enfermedades graves como la hepatitis, deberán evitar este tipo de sesiones. Asimismo, está contraindicado para los bebés y las mujeres en estado de gestación o durante la menstruación.
Lejos de lo que algunos piensan, las sesiones de sauna no son terapias de adelgazamiento. Es posible que se pierda peso ya que el organismo expulsa líquidos, pero los mismos son recuperados al momento de hidratarse de nuevo, e hidratarse es muy importante. El consumo de líquidos se deberá hacer antes o después de las sesiones, nunca durante el baño de sauna.
Si bien la sauna es una práctica de relajación social, no se estila conversar durante las sesiones ya que la finalidad es obtener el máximo relax en el proceso.
Por último, no se deberán hacer más de 3 sesiones de sauna, de un máximo de 10 minutos cada una. Tampoco es recomendable tomar una ducha caliente después de cada sesión.
Desde reducir el estrés y las tensiones laborales, hasta desintoxicar el cuerpo y aliviar los dolores reumáticos, son múltiples los beneficios que brinda tomar baños de sauna para el cuerpo y la mente. Lo importante es relajarse, socializar y disfrutar de la sensación posterior. Por ello, es importante preparar el organismo adecuadamente, siguiendo las recomendaciones indicadas; la experiencia puede ser única.