SALUD & BIENESTAR

Diagnóstico y tratamiento para el síndrome del intestino irritable


Dolor de estómago, cambios en el ritmo intestinal, meteorismo y/o distensión abdominal; síntomas ineludibles de una alteración gástrica y a las que, muchas veces, las personas no le dan la importancia debida. Estas señales, aparentemente inofensivas, pueden ser indicativo del síndrome de intestino irritable (SII) o colon irritable, afección que representa el problema intestinal más común y que lleva a las personas a visitar al gastroenterólogo.

Se calcula que una de cada cuatro consultas por problemas digestivos se debe a este síndrome presente en la sociedad, que no distingue de sexo ni edad. Sin embargo, esta estadística es mucho mayor si se tiene en cuenta que no todos los pacientes deciden ir al médico, optan por no darle importancia o bien prefieren automedicarse.

Este trastorno se presenta más en mujeres que hombres y puede afectar de la misma manera a niños, por lo que un diagnóstico correcto permite dar un tratamiento adecuado.

Primeras aproximaciones al síndrome de intestino irritable

El Servicio de Gastroenterología del Hospital Universitario Ramón y Cajal, en Madrid, explica a los pacientes a través de un breve instructivo que el trastorno del síndrome del intestino irritable no es raro en absoluto, basados en la frecuencia con la que se presenta en la población.

El síndrome de intestino irritable es definido como “la presencia de dolor abdominal y cambios en el hábito defecatorio, que aparecen sin alteraciones demostrables por ninguno de los métodos diagnósticos actuales”. Este síndrome tiene un curso prolongado en el tiempo y se manifiesta con síntomas intestinales como “flatulencias, tenesmo rectal o escapes de heces”, pero también puede exteriorizarse con síntomas no intestinales como cansancio, dolor de cabeza, ansiedad, insomnio, depresión, angustia y preocupación.

El instructivo del Servicio de Gastroenterología, publicado en la Revista Española de Enfermedades Digestivas, concluye que la mayoría de los pacientes sobrelleva bien esta enfermedad benigna, pero que, a persistencia de los síntomas, suele ocasionar una alteración de la calidad de vida, por lo que es necesario recurrir al especialista cuanto antes.

Una alimentación adecuada para el control de síndrome de intestino irritable

Reconociendo que el síndrome de intestino irritable no es una enfermedad constante como la hipertensión y que, además, varía de acuerdo con cada paciente, desde la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) se recomienda, como primera medida, tratar el problema con una dieta equilibrada, sesiones de relajación y cambios significativos en el estilo de vida, dejando la alternativa medicamentosa como última opción y solo en el caso de los pacientes adultos.

Se sabe que los alimentos ricos en carbohidratos, picantes, grasosos, productos lácteos, chocolate, alcohol y cafeína son los mayores desencadenantes del síndrome en la mayoría de pacientes. La dieta a seguir debe estar prescrita por un nutricionista, en concordancia con las indicaciones brindadas por un gastroenterólogo.

El consumo de fibra insoluble, como cereales y salvado de trigo, debe ser moderado para no desequilibrar aún más el tránsito intestinal. Como contrapartida, se sugiere aumentar la ingesta de fibra soluble, por su gran efecto probiótico y su capacidad de brindar saciedad, entre otros beneficios.

Además, es preciso evitar el consumo de especies picantes, alimentos grasos, flatulentos, frutas cítricas y bebidas gasificadas, así como reducir el consumo de café y té al mínimo en caso de no ser capaz de eliminarlo por completo de su dieta. La correcta hidratación resulta fundamental para aquellos pacientes en que el síndrome de intestino irritable se presenta con diarreas.

Intervenciones psicológicas complementarias al tratamiento

La Organización Mundial de Gastroenterología recomienda, en su documento titulado Síndrome de Intestino Irritable: una Perspectiva Mundial, que los médicos hablen con los pacientes para despejar temores habituales que generan mayor tensión y estrés innecesario, como la ansiedad manifiesta o el temor a padecer cáncer.  

Además de establecer lazos de cercanía en los que médicos y pacientes puedan hablar, el profesional puede recomendar, según las posibilidades concretas, ayudarse con sesiones de terapia cognitiva conductual, tanto en grupo como individuales, apuntando éstas a “modificar los comportamientos disfuncionales” por caso con técnicas de relajación.

La hipnosis es otro de los enfoques planteados por la Organización Mundial de Gastroenterología para aquellos pacientes que no responden al tratamiento medicamentoso.  “El tratamiento grupal es más eficiente desde el punto de vista del tiempo que las sesiones individuales y por lo menos igualmente eficaz”, se asegura en el informe, al mismo tiempo que se conmina a que esta práctica sea realizada por hipnoterapeutas licenciados.

El síndrome de intestino irritable en niños

El SII se presenta tanto en niños como niñas en la misma proporción que en adultos, pero la dificultad de diagnosticar va acompañada por la falta de capacidad comunicativa por parte de los menores. Desde el Stanford Children’s Health se recomienda que se preste atención a los ruidos estomacales, la incomodidad, el dolor, la diarrea y el estreñimiento, entre otros factores.

Los especialistas harán diferentes pruebas que incluirán exámenes de sangre, análisis y cultivo de orina y muestra de heces, entre otras. Lo importante es que los padres puedan estar atentos a estas señales y que consulten con su médico de cabecera.

Estrés y síndrome de intestino irritable

Una adecuada combinación entre alimentación y vida saludable ayuda de forma concreta a sobrellevar el síndrome de intestino irritable de una manera más eficiente que los remedios paliativos que solo enmascaran algunos síntomas, como los laxantes, antidiarreicos, antidepresivos tricíclicos y los serotoninérgicos, entre otros.

Los especialistas recomiendan, por ejemplo, comer de manera pausada, con horarios previamente establecidos y rutinas que favorezcan la actividad, evitando ciertos hábitos que pueden provocar tensión y/o estrés como ver las noticias o comer al paso.

Realizar ejercicios físicos y/o deportivos como forma de liberar tensiones, resultan actividades altamente recomendadas por los profesionales, siempre y cuando se realicen de manera sistemática y que cuenten con la aprobación médica.

Con un buen diagnóstico y tomando las medidas adecuadas, el pronóstico del síndrome de intestino irritable es altamente favorable, permitiendo que el paciente pueda llevar una vida normal. Por ello, es necesario acudir al especialista médico quien indicará el tratamiento más adecuado a seguir en cada caso.

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