SALUD & BIENESTAR

En qué consiste y cómo tratar la fatiga visual


Al igual que cuando practicamos un deporte o actividad física, el cansancio que experimentamos en la vista es consecuencia de un esfuerzo, por tanto, no podemos hablar de que se trate de una enfermedad o padecimiento, si no más bien de la consecuencia ante una exigencia. Hoy en día, la fatiga visual es muy habitual entre las personas y aunque está asociada a la exposición que tenemos ante los ordenadores y pantallas de todo tipo, también puede ser consecuencia de algunos hábitos y condiciones que esfuerzan los ojos, haciéndolos experimentar muy molestos síntomas.

¿Por qué sentimos fatiga visual?

Picazón ocular, molestias como si tuviéramos arenilla dentro del párpado, ardor o simplemente que los ojos comiencen a lagrimear sin razón aparente, son algunos de los síntomas desagradables de la fatiga visual. Todas estas son consecuencias de esforzar los ojos o, más precisamente, los músculos de los ojos.

El ojo tiene una musculatura que se encuentra más relajada cuando miramos de lejos, por ejemplo, al contemplar un paisaje panorámico; pero si, por el contrario, exigimos el ojo para mirar la pantalla o enfocamos cerca para poder leer, es allí cuando la tarea pide a la musculatura del ojo un esfuerzo mayor.

Ante la exigencia reiterada de la musculatura del ojo es que podemos experimentar fatiga visual. Este esfuerzo también se manifiesta cuando realizamos cambios acomodativos del foco de forma constante, es decir, cuando miramos de cerca y lejos, modificando los planos durante alguna tarea. Esto puede presentarse al realizar, por ejemplo, deportes al aire libre que precisan que tengamos mucho cuidado con el montaje del equipo y también que disfrutemos del paisaje al que accedemos, o cuando conducimos, ya que la visión debe concentrarse en los objetos cercanos y en los más distantes con igual importancia.

Hay otros condicionantes que facilitan la aparición de la fatiga visual, como los cambios de luz, cuando miramos dos planos de forma continua con iluminaciones diferentes, o en los casos de presbicia, que es la pérdida de la capacidad ocular de enfocarse en los objetos cercanos y que es un padecimiento que se presenta, sobre todo, en las personas mayores de 45 años.

Diagnóstico profesional de la fatiga visual

Los síntomas que se experimentan por fatiga visual son muy variados y pueden ser de diferentes características en distintas personas; es decir, no siempre se manifiesta de la misma manera. Por ello, es muy importante que, ante la presencia de alguna molestia ocular, realices una consulta con tu médico oculista para que pueda ejecutar un examen completo que descarte cualquier enfermedad y te brinde las precauciones o tratamientos que precises para resolver tu caso particular.

Con el fin de evaluar cuándo es necesario visitar a un especialista, presentamos los síntomas más comunes que se manifiestan en la fatiga visual.

Síntomas habituales de fatiga ocular

Cada persona tiene hábitos visuales particulares y se ve expuesta a diferentes condiciones, por lo que no podemos hablar de síntomas excluyentes de la fatiga ocular; ahora bien, si se reconocen algunos como los más comunes a experimentar, el paciente puede tener estas sensaciones:

Enrojecimiento e hinchazón; en ocasiones, el sentir los ojos hinchados viene acompañado por el lagrimeo del ojo. Esta manifestación se distingue fácilmente de los casos de infección o alergia porque el ojo no lagrimea todo el tiempo de manera continua, sino que son episodios más bien aislados en los momentos de mayor cansancio.

Dolor de cabeza; a veces se presentan estos malestares como resultado de haber forzado la vista en movimientos acomodativos del foco, es decir, al exigir la musculatura del ojo. Estos dolores se distinguen de las molestias como cefaleas, migrañas o jaquecas ya que se localizan detrás de los ojos o en la parte frontal, irradiando la molestia hacia atrás, en ambos lados de la cabeza.

Malestar en los ojos; estas molestias pueden ser asociadas con picazón, sensación de ojos hinchados o pinchazos. Estos malestares provocan que nos frotemos los ojos, haciendo que toda la zona se hinche y arda, por lo tanto, nosotros mismos podemos empeorar algunos cuadros. Además, estas molestias podemos localizarlas en los ojos, pero también en el contorno de estos, en la nariz o en la cuenca visual.

Vista borrosa; aunque poco frecuente, la fatiga visual puede presentar la dificultad de ver con claridad o percibir una imagen con menor nitidez. Es un síntoma de fatiga, siempre y cuando, al interrumpir la tarea y descansar, la vista borrosa desaparezca.

Tratamientos preventivos y curativos de la fatiga visual

Existen acciones a realizar para prevenir la aparición del cansancio en los ojos y otras que se realizan una vez que la molestia ha aparecido, por lo que debemos reconocer estas dos instancias de la fatiga visual para poder accionar en consecuencia.

Hablamos de tratamientos preventivos cuando conocemos que nuestra actividad laboral, condiciones del ambiente y otras cuestiones determinantes están en nuestra contra. Estas precauciones pueden identificarse, por ejemplo, con pequeñas decisiones que facilitarán tus tareas:

Cuidar la luminosidad. El esfuerzo que el ojo realiza con la musculatura es el de enfocar y cuando tenemos poca o demasiada luz en un ambiente, ese ejercicio puede ser más exigente para nuestra vista. Por ello, asegúrate de tener siempre la luz adecuada para tu labor, en cada momento.

Realizar descansos visuales. Esto es como cuando ejercitamos cualquier otro músculo del cuerpo, para no agotar la vista, debes esforzarla solo por un tiempo prudencial; al sentir el cansancio, es importante que pares y descanses durante un tiempo antes de retomar la actividad nuevamente.

Cambiar el enfoque. En los momentos en que estés utilizando el ordenador durante largo tiempo o que debas leer mucha información, será importante que modifiques las distancias para no forzar la vista. Puedes modificar, también, la tipografía de los escritos o mirar planos alejados para no caer en un esfuerzo desmedido.

Si el cansancio ya se apoderó de tus ojos y está instalado, la recomendación es darles un descanso inmediato. Esto se logra con un entorno total de oscuridad, aplicando compresas de agua fría o gel refrigerado. Es importante tomar en cuenta que el exceso de frío tampoco será beneficioso, por lo que deberás corroborar la temperatura. Mantener cerrados los ojos brindará el descanso necesario e hidratará adecuadamente el globo ocular. Si notas que el cuadro empeora no dudes en acudir a tu centro médico especializado.

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