El pie plano suele ser uno de los motivos de consulta más frecuentes en el ejercicio profesional del podólogo, ya que representa una creciente preocupación entre las personas por evitar cualquier tipo de dolencia o discapacidad futura. Es común que el especialista recomiende el uso de plantillas especiales en los niños que presenten esta condición, pero ¿es importante tratar el pie plano a temprana edad? En el siguiente artículo intentamos resolver esta duda, no te lo pierdas.
En líneas generales, se denomina pie plano a la falta de arco longitudinal en la planta del pie. Por lo general, los pies cuentan con una ligera línea curva que divide la parte anterior de la posterior, denominada cavidad, arco o bóveda plantar; los individuos con pie plano no presentan este arco o lo tienen más liso. Las huellas formadas por las pisadas de quienes tienen pie plano no presentan curvatura o la tienen menos pronunciada, lo que representa una condición fácil de identificar.
Es importante saber que, al momento de nacer, la mayoría de niños presentan pie plano debido a la presencia de grasa y a la falta de desarrollo de los músculos. Este estado puede ser considerado como una etapa más del desarrollo del pie; poco a poco, durante los primeros cinco años de vida, van consiguiendo su forma normal. En algunos casos, el proceso puede durar hasta entrada la adolescencia.
Por ende, con el tiempo podremos identificar la presencia de pie plano y si es necesario realizar un tratamiento especial para corregirlo.
Al estar frente a un paciente con pie plano, resulta esencial determinar si se trata de pie plano rígido o flexible, y su distinción va a depender de su sintomatología.
El pie plano flexible es la condición más habitual, especialmente en los niños, y puede deberse a factores hereditarios, aunque también está asociada a una debilidad de la armonía articular o hiperlaxitud. Presenta dolor al caminar o correr producido por la retracción del tendón de Aquiles.
Por su parte, el pie plano rígido representa una patología que obedece a distintas causas, como a la presencia de coalición del tarso, astrágalo vertical congénito o secuelas de traumatismos, entre otras. Debido a la limitación funcional del pie, presenta dolor en los pies, pantorrillas y en la zona lumbar y genera un tipo característico de desgaste en el calzado.
La posición fetal que adopta el recién nacido como consecuencia de haberse acostumbrado a este estado dentro del vientre de la madre puede generar una predisposición a desarrollar pie plano.
La herencia genética es una de las causas más comunes de pie plano; además, algunas afecciones que también son hereditarias, como el síndrome de Ehlers-Danlos o el síndrome de Marfan, pueden causar tendones flojos.
Algunas modificaciones en las partes blandas debido al desarrollo y formación de los huesos pueden causar pie plano. Estas alteraciones pueden retraer la musculatura y los ligamentos de la planta del pie.
El paso de los años, las lesiones o traumatismos o cierto tipo de enfermedades pueden dañar los tendones y generar pie plano en las personas, aun cuando ya tenía formado los arcos plantares. Además, esta condición se puede presentar en un solo pie.
La coalición del tarso, aquella condición en la que dos o más huesos del pie crecen unidos o fusionados, puede provocar, en ciertas ocasiones, pie plano doloroso.
En algunos casos, el pie plano puede ser asintomático, es decir, aun ante la ausencia de la cavidad plantar, la persona puede no sentir dolor ni dificultades en la movilidad. Sin embargo, otros casos sí presentan sintomatología, estando entre la más común cierta dificultad al caminar y dolor alrededor de los pies.
La persona con pie plano puede manifestar, también, dificultades y limitaciones para la práctica de actividades físicas y un mayor cansancio cuando pasa mucho tiempo de pie. Otros síntomas como el incremento de los calambres, caídas frecuentes y dolor en las rodillas y piernas, pueden presentarse en el paciente con pie plano.
El podólogo puede hacer un correcto diagnóstico de pie plano mediante un examen físico; a través de la observación, podrá notar que el arco plantar del paciente desaparece al ponerse de pie, mientras que puede reaparecer al momento de pararse en puntas de pie. De esa forma, el especialista puede distinguir fehacientemente entre el pie plano flexible y el rígido.
Debido a la variedad de tratamientos disponibles para el pie plano, el especialista en podología determinará la conveniencia de aplicar el más conveniente, de acuerdo a la condición que presente el paciente.
El tratamiento más usual para el pie plano consiste en el uso de plantillas o aparatos ortopédicos con el fin de corregir la cavidad plantar. Por lo general, se recomienda el uso de cierto tipo de calzado especial con una plantilla dura y delgada en la suela.
En otros casos, se utilizan botas especiales que ayudan a la corrección de la forma de caminar; estos aparatos ortopédicos utilizan correas de ajuste para afirmar el pie al calzado.
Los ejercicios de fisioterapia son de gran ayuda para encaminar el desarrollo del pie. A través de movimientos continuos que fortalecen la musculatura, se consigue crear la cavidad plantar, aunque esta práctica dependerá de la tolerancia al dolor por parte del paciente.
Algunos de estos ejercicios consisten en caminar en puntas sobre la alfombra, sujetar objetos pequeños con los pies, desplazarse sobre los talones, etc.
Por último, se suele recomendar una cirugía específica en el pie para aquellos casos de pie plano rígido en los que no surgió efecto el tratamiento con aparatos ortopédicos o con ejercicios de fisioterapia.
Los pies representan una parte primordial del organismo ya que nos sostienen, permiten el traslado y soportan nuestro peso corporal; por ello, es importante mantenerlos cuidados y detectar a tiempo el pie plano para evitar cualquier complicación futura. El especialista en podología podrá ayudarte a establecer la condición y determinar el tratamiento más adecuado.