SALUD & BIENESTAR

Síntomas, detección y cuidados de la artritis reumatoide


La noticia acerca del padecimiento de artritis reumatoide de la tenista danesa Caroline Wozniacki, actual número tres del circuito femenino, sorprendió al mundo deportivo en los últimos días. Y es que esta enfermedad autoinmune crónica, que genera inflamación en las articulaciones, suele estar asociada a personas mayores de 40 años, aunque lo cierto es que puede afectar a individuos de cualquier edad. Si estás interesado en conocer cuáles son los síntomas, cómo puede diagnosticarse y qué cuidados hay que tener para lidiar con la artritis reumatoide, presta atención al siguiente artículo.

Una enfermedad crónica, autoinmune y degenerativa

La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune que afecta principalmente a las articulaciones, produciendo una dolorosa inflamación crónica, hinchazón y rigidez, con la consecuente pérdida de la movilidad del cuerpo. El sistema inmunitario de quien la padece ataca los tejidos de su propio organismo, destruyendolos de manera progresiva. El resultado es la pérdida de la movilidad y distintos grados de deformidad.

Informes de la Organización Mundial de la Salud – OMS estiman que más del 1% de la población mundial padece de artritis reumatoide y que existe una mayor incidencia entre las mujeres, representando más del 75% de los casos registrados. Aún se desconocen las causas que originan este padecimiento y una detección temprana es clave para recibir un tratamiento que alivie los síntomas y evite daños irreversibles en las articulaciones.

Síntomas de la artritis reumatoide

Por lo general, quienes padecen de artritis reumatoide suelen manifestar dolor en las articulaciones desde las primeras horas de la mañana, disminuyendo paulatinamente durante el transcurso del día. Este dolor es causado por la inflamación de las articulaciones y puede producir nódulos reumatoides, que son abultamientos rígidos, en la zona de los codos, nudillos y dedos de los pies.

Otro de los síntomas más usuales es la sequedad en la piel y las mucosas, además de fiebre e inflamación de los vasos sanguíneos. También, se han presentado casos de inflamación de las glándulas salivales y lagrimales, así como del flujo vaginal o los jugos digestivos. En casos más extremos, se presentan dolores en el tórax, dificultad para respirar y alteraciones en el ritmo cardíaco, producto de la inflamación de las membranas que cubren los pulmones o el corazón, respectivamente.

Métodos de detección de la artritis reumatoide

Estudios recientes indican que la artritis reumatoide puede ser generada por factores genéticos u hormonales; otros, la relacionan con algunos tipos de enfermedades autoinmunes, como la Tiroiditis o la enfermedad de Graves. Por ello, muchas veces su detección suele ser complicada, debiendo realizarse distintos estudios para efectuar un diagnóstico certero. En todo caso, es esencial detectar la enfermedad cuanto antes, a fin de iniciar el tratamiento que impida el daño que se puedan generar a las articulaciones.

Una combinación de distintos tipos de análisis, permite confirmar la enfermedad en quien la padece. La primera prueba consiste en una exploración física por parte del centro médico especializado, con el fin de comprobar cualquier hinchazón, cambio de temperatura o enrojecimiento de las articulaciones. El análisis incluye el nivel de fuerza muscular y los reflejos del paciente.

Ante las primeras sospechas de la enfermedad, el especialista solicita un análisis de sangre a través del cual puede identificar algún proceso inflamatorio del organismo, en caso encontrar una eritrosedimentación elevada o proteína C reactiva. El análisis, además, puede detectar anticuerpos reumatoides. El médico también puede solicitar pruebas de diagnóstico por imágenes, a través de radiografías o ecografías, a fin de determinar el estado de la enfermedad.

Tratamientos farmacológicos contra la artritis

Aunque no existe cura para esta enfermedad, nuevos descubrimientos han puesto de manifiesto la posibilidad de revertir los síntomas de la artritis reumatoide, en los casos en los que se inicia el tratamiento en la fase temprana. El procedimiento más efectivo incluye fármacos antirreumáticos, aunque la medicación va a depender de la intensidad de los síntomas y del tiempo transcurrido.

A fin de disminuir el dolor y la inflamación, el especialista suele recetar medicamentos antiinflamatorios no esteroides – AINE, entre los cuales se encuentra el naproxeno sódico y el ibuprofeno. Algunos medicamentos más fuertes también pueden ser recetados, aunque siempre con el aval del médico ya que pueden producir efectos secundarios. Entre los problemas que puede causar el consumo excesivo de estos medicamentos se encuentra la irritación estomacal y daños en el hígado y los riñones.

Otro tipo de medicamentos, como los corticoesteroides, son igual de efectivos para disminuir la inflamación y calmar el dolor, aunque también generan efectos secundarios, como aumento de peso y problemas con los huesos. Por su parte, los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad han probado ser muy efectivos para conseguir el retraso de la artritis reumatoide, entre los cuales se encuentra la sulfasalazina, el metotrexato y la leflunomida.

Cuidados para sobrellevar la artritis reumatoide

Al ser una enfermedad que no tiene cura, es importante modificar algunos aspectos cotidianos a fin de mejorar la calidad de vida del paciente diagnosticado con artritis reumatoide. Lo principal es disminuir la actividad física para no agitarse, ni realizar movimientos bruscos que puedan intensificar el dolor. Es importante mejorar la calidad del sueño, aumentando las horas de descanso a 10 como mínimo.

La buena postura al momento de permanecer mucho tiempo sentado es esencial para evitar el dolor; por ello, se recomienda mantener recta la espalda y el cuello. Del mismo modo, acostado durante la noche en la cama, es preciso mantener una postura recta, con las extremidades estiradas y sin doblas las articulaciones.

Mantener un control sobre el peso corporal ayudará a evitar problemas de obesidad, evitando que las articulaciones trabajen de más. Para conseguirlo, el paciente deberá cuidar su alimentación, evitando las grasas y los carbohidratos.

El tratamiento temprano de la artritis reumatoide resulta elemental para evitar que la enfermedad dañe de forma irreversible las articulaciones; para conseguirlo, es necesario acudir al médico ante la presencia de los primeros síntomas, con la finalidad de obtener un diagnóstico inmediato e iniciar el tratamiento cuanto antes. Una combinación de medicamentos farmacológicos y cuidados diarios pueden mejorar enormemente la calidad de vida de quien padece esta dolorosa enfermedad.

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