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Te contamos todo acerca de la enfermedad de Addison


Una rara enfermedad que afecta a una de cada 100 000 personas y que fue padecida por personalidades mundiales como Jane Austen, John F. Kennedy y Osama Bin Laden; la enfermedad o síndrome de Addison es un trastorno endocrino crónico causado por una deficiente secreción de hormonas esteroides debido a la destrucción progresiva de la corteza suprarrenal. A continuación, conozcamos un poco más acerca de este padecimiento, sus causas y el tratamiento que existe actualmente para quienes la sufren.

El síndrome de Addison o insuficiencia suprarrenal primaria

Descubierta en el año 1849 en la ciudad de Londres por el doctor Thomas Addison, la enfermedad de Addison es causada por una afectación de la corteza de la glándula suprarrenal, generada por el mismo sistema inmunológico del cuerpo, aunque también puede ser ocasionada por otras enfermedades como el cáncer o la tuberculosis.

Esta afectación de la glándula suprarrenal produce una deficiencia hormonal que provoca una hipofunción corticosuprarrenal primaria; es decir, una falta de producción de hormonas como el cortisol y la aldosterona, lo que genera en quien la padece un estado de languidez y debilidad general del cuerpo, así como algunos trastornos gástricos y un oscurecimiento progresivo de la piel, entre otras complicaciones.

El mal de Addison puede afectar a personas de cualquier edad y a nivel mundial suele tener una mayor incidencia en mujeres que en hombres, a razón de 3 a 1.

Síntomas del mal de Addison

Entre los síntomas más recurrentes de esta extraña enfermedad, podemos encontrar un dolor crónico de las articulaciones, debilidad muscular, pérdida de peso, fatiga constante, dolores de cabeza, cambios de humor e irritabilidad, disminución del apetito y alteraciones en el sistema digestivo. Una característica particular del mal de Addison es el oscurecimiento de la piel de quien lo padece, razón por la cual, muchas veces este mal es conocido como la enfermedad del bronceado.

Este oscurecimiento o cambio de pigmentación aparece en distintas partes del cuerpo, como el rostro, las rodillas, los codos, las palmas y el interior de la boca. En su estado más crítico, el enfermo de Addison cae en estado de coma y puede llegar a morir.

Aquellos que padecen el mal de Addison manifiestan una sensación general de debilidad e inapetencia. Otras señales de la enfermedad son los dolores en el abdomen o piernas, baja de presión arterial, mareos y fiebre. Por lo general, estos síntomas van apareciendo a lo largo del tiempo, cuando el tejido está dañado casi en su totalidad. Sin embargo, en ocasiones aparecen de forma repentina, en cuyo caso la enfermedad es conocida como crisis de Addison o insuficiencia suprarrenal aguda.

Diagnóstico de la enfermedad de Addison

El historial clínico del paciente y la sintomatología que presenta marcan el camino para un adecuado diagnóstico de la enfermedad de Addison. Además, algunas pruebas de laboratorio, como el análisis de sangre para medir los niveles de hormonas, ayudan a establecer la causa del padecimiento. A través de pruebas de imagen, como la tomografía computarizada, el especialista puede verificar el tamaño de las glándulas suprarrenales y hacer un análisis más certero.

Por su parte, mediante un hemograma, es posible determinar una eosinofilia moderada y anemia normocítica, mientras que a través de la prueba de estimulación de ACTH, el endocrinólogo podrá analizar la capacidad que tienen las glándulas suprarrenales para generar esteroides, confirmando el diagnóstico de la insuficiencia suprarrenal.

Una de las pruebas más comunes para el diagnóstico del mal de Addison es el test de estimulación rápido luego de una dosis con hormona adrenocorticotropa para estimular las glándulas suprarrenales, que permite medir los niveles de cortisol en la orina y en la sangre del paciente. Aquellos que sufren la enfermedad tienen una nula o baja reacción a este estímulo.

Tratamiento actual para este padecimiento

El tratamiento de la enfermedad de Addison está orientado a suplir la deficiencia de las hormonas que no pueden ser producidas por las glándulas suprarrenales. Algunos medicamentos como la prednisona o la hidrocortisona pueden ser prescritos para ayudar a sustituir la falta de cortisol, mientras que otros como la fludrocortisona pueden ser recetados para sustituir la aldosterona.

Otros medicamentos como la dehidroepiandrosterona – DHEA también pueden ser recetados por el médico especialista. Estos remedios deben ser tomados diariamente por vía oral; en ocasiones, el especialista puede determinar un aumento de la dosis, sobretodo en caso de crisis de estrés o infección.

Cuando se presenta una crisis de Addison, es necesaria la inmediata atención médica. En estos casos, el médico puede ordenar inyecciones de hidrocortisona, dextrosa y solución salina, con el fin de regular la presión arterial y los niveles de azúcar y potasio.

Además de la mejora de todos los síntomas, es preciso que el especialista monitorice los niveles de urea, sodio, creatinina y potasio en la sangre, junto con un control estricto del peso corporal.

Entre los efectos secundarios más comunes, los medicamentos pueden generar un exceso de acidez en el estómago, presentando un cuadro de gastritis que deberá ser solucionado con el consumo de antiácidos. Además, es usual presentar algún tipo de alteración del estado de ánimo, así como insomnio y ansiedad, por lo que es esencial un control de la dosis durante las primeras semanas de tratamiento.

Es importante que el paciente informe de su problema ante cualquier tipo de emergencia o consulta médica; por ello, se recomienda llevar una placa o tarjeta de identificación a fin de comunicar adecuadamente que sufre de la enfermedad y que se encuentra en tratamiento de esteroides.

Con el diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado supervisado por el médico especialista, es posible mantener controlada la enfermedad y llevar una vida normal. El paciente deberá mantener un contacto frecuente con su médico a fin de darle seguimiento al mal y evitar cualquier tipo de complicación que se pueda presentar.

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